Opinión

El petróleo, Rockefeller y las medicinas tradicionales

Por: Edith Sánchez

La ciencia pura se debe a sus métodos y a la verdad probada. Sin embargo, la ciencia pura rara vez se hace posible. Se lleva a cabo desde instituciones públicas y privadas, requiere de presupuestos y, en infinidad de ocasiones, debe responder a intereses económicos o políticos.

La medicina en general, y la farmacología en particular, son dos ámbitos que han recibido una fuerte influencia en ese sentido, a todo lo largo de la historia. Al fin y al cabo, tienen que ver con un mercado que, básicamente, incluye a toda la humanidad. Mueven ríos de dinero y adoran a los pacientes “crónicos”: se convierten en un mercado cautivo.

Un artículo escrito por Chris Kanthan, un exitoso autor de libros que ponen en entredicho diversas realidades mundiales, señala que hay una relación directa entre los intereses petroleros de Rockeefeller y el cambio de paradigma en la medicina, a comienzos del siglo XX. En ese entramado se erigió un nuevo poder en el mundo: el de las compañías farmacéuticas.

El artículo de Kanthan

Dice Chris Kanthan que a comienzos del siglo XX, John Davidson Rockefeller era dueño del 90 % de refinerías en los Estados Unidos. Por esa misma época, muchos científicos de todo el mundo hicieron ingentes esfuerzos por encontrar todo tipo de productos derivados del petróleo.

Fue entonces cuando se descubrió que a partir del petróleo podían elaborarse cientos de medicamentos sintéticos. El artículo de Kanthan no lo menciona, pero digamos, por ejemplo, que la aspirina se hace con un derivado del petróleo: el fenol. Este se obtiene a partir del destilado y está presente en ese, que quizás es uno de los medicamentos más usados en el mundo.

El petróleo es también la base para elaborar los antisépticos, tales como el alcohol desinfectante, o todo aquello que se emplea para limpiar heridas. Así mismo, todas las grageas llamadas “entéricas” tienen un recubrimiento a base de petróleo. Tales grageas son las que se disuelven en el intestino y no en el estómago.

La vaselina en todas sus presentaciones, así como varias pastillas anticonceptivas, el acetaminofen, el Ibuprofeno, y las vitaminas liposolubles A y E, entre otros, también provienen del petróleo.

¿Qué hizo Rockefeller?

El primer gran multimillonario de los Estados Unidos, según Kanthan, tuvo la visión suficiente como para comprender que nada le reportaría más réditos, ni de forma tan estable, como monopolizar el campo de la medicina. Para lograrlo, ideó un plan junto con su amigo cercano, Andrew Carnegie.

Valiéndose de la Fundación Carnegie, emprendieron una evaluación de los hospitales y los colegios médicos. La tarea estuvo a cargo de Abraham Flexnern y, dice Kanthan, su objetivo básico era poner en tela de juicio la práctica médica tradicional. En ese entonces, casi todos los médicos se valían de las plantas y de los métodos naturales para tratar a sus pacientes.

Como era de esperarse, el informe final, conocido como “Informe Flexner”, concluyó que todo debía ser reestructurado. En particular, postularon que la formación médica debía dar un enorme giro para ajustarse a prácticas más “científicas”. Esto llevó a que, básicamente, se transformaran los paradigmas de la medicina en todo el mundo.

La medicina farmacéutica

Desde entonces nació la llamada medicina farmacéutica. Vas al médico y te ordenan algún medicamento químico para aliviar tus síntomas, pues ninguno cura. El médico es, fundamentalmente, un director de drogas. En el mejor de los casos te hacen alguna recomendación en torno a la dieta o al estilo de vida.

Sin embargo, las llamadas “medicinas tradicionales” se han mantenido. Son millones de personas en el mundo las que acuden a ellas, todos los días. Los fundamentalistas del cientifismo aseguran que son pura charlatanería. Que su eficacia deriva del efecto placebo y que no tienen ninguna base científica.

Pese a ello, prácticas como la homeopatía, le medicina tradicional china, e incluso modalidades de etnomedicina son ejercidas por médicos titulados y representan una alternativa viable para muchas personas. También mucho menos costosa que la medicina alopática. Sus adeptos dicen que sí cura.

Son datos y hay que darlos

La industria farmacéutica se ha visto envuelta en muchos escándalos a lo largo de la historia. De hecho, hace poco menos de un año que Bayer tuvo que responder judicialmente en España por el anticonceptivo Essure, que dejó sin útero a miles de mujeres. No es la única farmacéutica que ha sido procesada por efectos dañinos en la salud de los pacientes.

De otro lado, se hizo un estudio que luego fue publicado por Archives of Internal Medicine sobre el efecto de las pastillas para la hipertensión. Según los resultados, el 30 % de los pacientes respondieron favorablemente a los placebos. En otras palabras, mejoraron consumiendo pastillas de azúcar, sin ningún principio activo.

El debate está lejos de absolverse a favor de unos u otros. Basta decir, por el momento, que todos los medicamentos químicos producen efectos secundarios adversos. También, que las medicinas alternativas sí incluyen al menos una franja de charlatanes que pueden poner en riesgo la salud. Lo cierto es que falta más información al respecto.

Origen: El petróleo, Rockefeller y las medicinas tradicionales

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