No lloren ahora por la escasez de vacunas si no cuestionaron antes las patentes farmacéuticas
Marcos Piña
Así es: durante años un pequeño y marginal grupo de asociaciones de pacientes, especialistas y algunos pocos gobiernos han denunciado al Mundo el perjudicial y perverso sistema de patentes administrado por la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI) y sus consecuencias.
La industria farmacéutica junto a los gobiernos cooperantes de la OMC, la OMS y OMPI, han construido una arquitectura jurídica global para garantizar las ganancias de las corporaciones medicinales por medio de supuestos eficaces incentivos en inversiones I+D por los que se “descubren” nuevos medicamentos, y que en medio de la devastadora Pandemia han creado escasez de vacunas por estrangulamiento de la producción a causa de las patentes.
Las empresas farmacéuticas productoras de vacunas priorizan sus ganancias antes que liberar el conocimiento contenido en los documentos de patentes y el know-how revelado en los procesos de fabricación: la codicia por sobre la vida humana.
La mayor parte de las castas gobernantes de los paises en desarollo (PEDs) y países pobres (PP) votan en ONU año tras año en favor de las políticas, normativas y decisiones que protegen a las farmacéuticas y consolidan una dictadura mundial de medicamentos y vacunas en perjuicio de la salud de la población.
Por no defender los intereses y la salud de sus representados en su democracia de cartón, ahora lloran aterrados la falta de vacunas acaparadas para los países ricos y hasta se saltan la orden de prioridad de vacunación para salvarse.
La decadencia del capitalismo farmacéutico sostenido por los poderes facticos globales auguran un tenebroso camino de angustia, pobreza y zozobra para miles de millones de habitantes y un extraordinario lucro corporativo para las farmacéuticas.